Cristóbal nunca se ha puesto en los zapatos de nadie, porque según su opinión nadie se ha puesto en los suyos. Después de la trágica muerte de su novia, la vida le ha cambiado. Ya no es el mismo chico dulce, amable y lleno de sonrisas picaras. Ahora su ceño esta fruncido y vive sólo. Hasta que un día llega ella; la chica de los zapatos sucios, pero llenos de amor que lo cambiará todo. Manuela siempre se preocupa por los demás, pero nadie lo hace por ella. Sus zapatos están rotos de tanto andar y sus ropas desgastadas por la fuerte labor que debe hacer para sobrevivir. Su vida es un constante infierno, sin embargo no pierde la fe. Con su madre en sillas de ruedas y enferma, solo le queda seguir adelante por las dos, aunque él destruya su vida poco a poco. Cuando ya no había ninguna esperanza, un incidente le cambia la vida y lo conoce. Cristóbal, es la piedra en el zapato que la hará conocer el amor, aunque para ello deba prestarles los suyos.
Ler maisLos automóviles siguen sin moverse. Las personas que no poseen aire acondicionado sudan y con sus manos buscan aliviar su desespero. Me acerco a la ventanilla de una de esas familias desafortunadas y les ofrezco limonada, los dos niños de la parte trasera aplauden ilusionados y sus padres comparten miradas tristes. Lo sabía. El automóvil donde viajan es un Fiat tucan del 83 bastante desgastado, apuesto a que viven de un salario mínimo. Me compadezco y sin mediar palabras les paso la jarra.
—Por favor no insista, no tenemos como pagarle. —dijo el hombre apenado.
—No es necesario que la pague. Dios provee.
Me retire inmediatamente de la isla de la avenida.
En un vistazo vi a todos dentro de aquel automóvil sonreír y eso me alegro el día. Siempre me iba resultar más gratificante dar que recibir.
—Debemos irnos, Manuela. El sol esta por oponerse y casi hemos vendido todo.
Miré a Matilde y asentí.
Ella quien tenía más de 60 años me había ayudado a sobrevivir en las calles. Mire las pocas flores que quedaban en el suelo y las jarras vacías. Este día había ganado poco, pero era suficiente para sustentarme esta noche.
Cuando teníamos todo en el triciclo de carga, nos dispusimos a ir a casa. A pie, tardaríamos en llegar 60 minutos así que decidimos apresurarnos. Cantando para olvidar la fatiga, nos detuvimos para cruzar la calle y cuando creímos que era nuestra oportunidad para cruzar un automóvil salió de la nada y colisiono con el triciclo destruyéndolo en casi segundos.
—¡Jesús! —gritó Matilde—, mi niña ¿te has hecho daño?
No me había dado cuenta de que estaba en el suelo, ni encima de ella. Trate de respirar y deduje que intente protegerla. Poco a poco me puse de pie. Vaya, mi único pantalón ahora estaba roto.
Los automóviles se detuvieron y algunas personas se bajaron para preguntarnos si estábamos bien. Otras solo murmuraban y curioseaban la situación. La camioneta que había destrozado todo el producto de mi trabajo de hacía meses se detuvo para mi sorpresa. Dos señores un poco mayores acudieron a nuestro encuentro.
—¿Se encuentran bien? —preguntaron asustados—, lo lamentamos, estábamos discutiendo y fue nuestro error. Las llevaremos al hospital y le pagaremos todo.
—Más le vale. —gruño Matilde a mi lado—, ha destruido nuestra vida entera.
Intente hacerles entender que no era necesario que nos llevasen al hospital, pero fue en vano.
Dentro de las blancas paredes de la clínica, varias enfermeras atendían a Matilde, mientras que a mí me desinfectaban las heridas. Cuando terminaron, quise salir a hablar con los causantes del accidente y me levanté.
—Solo son dos indigentes. ¿Para eso necesitas esa cantidad de dinero? —un muchacho joven y atractivo se encontraba con la pareja y discutían. ¿Acaso me había llamado indigente?
—Cristóbal, modera tu vocabulario. Es solo una niña y la anciana debe ser su madre. Destruimos su trabajo. Es necesario pagarles.
—No sé ni porque estoy aquí. Saben que, hagan lo que deseen. No tengo tiempo para estar preocupándome por gente que no vale la pena —y fue allí donde lo conocí, con aquella despectiva y fría mirada—, miren allá esta su obra de caridad, fisgoneando sin vergüenza, como las personas corrientes.
Sus palabras me hirieron y como siempre no pude decirle nada para defenderme. El muchacho paso por mi lado y sin ningún cuidado golpeo mi hombro con el suyo. Sentí un pequeño dolor.
—No lo escuches, pequeña. Cristóbal es... Bueno, te puedo asegurar que lo que has visto solo es un espejismo de dolor. —explicó la señora.
¿Un espejismo de dolor?
¿Que se supone que sabe esta gente del dolor?
Nunca pasan hambre, ni tienen que trabajar las 24 horas para poder sobrevivir.
Tenía tantas cosas por decir y como era costumbre, no las dije.
—Mañana repondremos tu triciclo y por supuesto, te pagaremos un cheque por todas las cosas que destruyeron. Si lo desean tu madre y tú pueden pasar las noches acá. Estarán bien atendidas. —indicó el señor.
—¡No! —Mi tono de voz sonó angustiado y en el fondo lo estaba. Si no llegaba a casa esta noche, mi madre la pasaría mal y también yo...
—¿Qué pasa, pequeña?
Los mire. Eran dos desconocidos no podía confiar en ellos. Aunque si lo hacía, tal vez podría sacar a mi madre de aquel infierno. Sacudí la cabeza para deshacerme de esas ideas.
—Matilde no es mi madre —aclare—, si ella desea quedarse, no hay problema. En cambio, yo, tengo que volver a casa.
Ambos asintieron.
—¿Eres madre soltera? —preguntó la señora.
—No —dije a la defensiva. ¿Porque tenían que sacar esas conclusiones?
—Disculpa mi atrevimiento es que trabajo en la defensoría de la mujer y he conocido a muchas jovencitas que tienen que trabajar por sus hijos. ¿Estudias? ¿Tienes padres?
El interrogatorio me asustó. Percibí que ella estaba descubriendo todo y con ganas de llorar respondí, sin dar muchos indicios.
—Vivo con mi madre y no estudio. Trabajo para poder mantener su tratamiento, ya que ella no puede caminar. —odiaba lo sincera que podía ser a veces.
—Entiendo.
La mujer se quedó pensativa y su esposo, por lo que pude adivinar le pidió que me dejara en paz. Dos horas después de evitar que el médico me examinara físicamente, fracase. Él con su semblante serio me observo y dijo:
—Hay algo que quieras decirme.
Había escuchado eso tantas veces.
—No.
—¿Segura? En tu cuerpo hay indicios de...
—Trabajo todos los días, en diferentes áreas. Me golpeo con facilidad.
Como todos los médicos, no siguió preguntando solo me ofreció su ayuda y asentí.
Eso era todo.
Cuando salí, la señora me esperaba con un abrigo.
—Ten, debes tener frio. Te llevaremos a casa.
—No hace falta. —dije aterrorizada.
—Sí que hace. Sube, te llevaremos —insistió el hombre.
—Señor...
—Juan. Puedes llamarme por mi nombre.
—Y mi nombre es Cristal. Un placer.
Ella extendió la mano y por educación la tome.
—Soy Manuela.
Esa noche, me llevaron hasta la entrada de la vereda en donde vivo. Con una media sonrisa me despedí luego de que ellos me prometieran que mañana en el hospital me pagarían todos los daños.
Comencé a caminar atemorizada. Las luces de la casa se encontraban apagadas. Como era costumbre en la barriada. Mis manos comenzaron a sudar frio cuando introduje la llave en la oxidada puerta y cuando abrí e hizo el típico ruido cerré mis ojos para esperar lo peor.
—¿Manuela?
—¿Mamá? —dije mirando a todas las direcciones.
—Princesa, gracias a Dios que has llegado.
—¿Él?
—No, princesa, no está aquí.
Escuchar eso me quito un gran peso de encima. Respiré hondo cerré la puerta y luego fui a llorar a los brazos de mi madre contándole todo lo que había pasado. Ella como siempre, me apoyo y consoló pidiéndole a Dios que pronto nos salvará de ese hombre, quien nos ha destruido la vida a ambas.
SophieLuego de un mes de forzoso trabajo le pareció sumamente agotador y tuvo que cambiarse a otro, por suerte se encontró uno que le resultaba más flexible, y se sentía mejor porque no solamente era cercano a su departamento, sino que también era mucho más accesible y debía estar en movimiento, se trataba repartidora era como un Delivery en bicicleta y eso le agradaba mucho porque solamente lo le correspondía un pequeño mercado del sector, y no debía hacer Delivery tan lejanos, su trabajo como recepcionista les dejo grandes enseñanzas, y pensó que quizás para una próxima ocasión lo ejercería porque el trabajo no era malo, solo la remuneración le resulto pésima, tratar con diferentes culturas era una de las cosas le hizo mantenerse allí por un mes.Siguió destacándose en su trabajo hasta que llegó Eliel cuando regreso del viaje se sorprendió mucho donde estaba trabajando e incluso no le pareció, se molestó con ella y le dijo ¿qué porque había aceptado? Si ella no tenía necesidad de h
Axel― ¿Qué onda? ¿Cómo estás? Mira lo que te traído del viaje.― Román miraba Axel con algo afecto, aunque se sentía algo incómodo al momento de decirle que sí, tenía un semblante enojado, pero Axel sabía que en el fondo estaba fingiendo porque quería verlo, le dio un abrazo de medio lado y luego le despeluco el cabello para seguir caminando. La supervisora estaba muy feliz de que Axel estuviera allí, varios de los niños se acercaron a saludarlo empezaba hacer muy querido en el orfanato, además que se había convertido en uno de los pocos benefactores que tenían dentro de la ciudad.Luego de allí se sentó en el patio acompañado por Román y le enseñó la bolsa, habían muchas cosas, pero hasta él estaba pensando en cuál escogería romance ya que solamente miraba la bolsa y miraba a otro lado como para parecer desinteresado, y eso a Axel le daba mucha ternura, hablaba muy bien de él y sobre todo que era un niño que aún no perdía la ilusión de ser sorprendido.― Te dije que yo no quería na
Sophie― Hola, mi nombre es Sophie, bueno desde mi infancia siendo tan solo una pequeña inocente pase diferentes situaciones que no podrán imaginar, de hecho mi vida es totalmente una escalofriante novela, tuve una madrastra malvada, perdón una madre malvada. En este caso hizo tantas cosas con mi vida, cosas para nada buenas solamente para cobrar una herencia, y por eso quiero contarles… bueno no la parte triste, sino la parte del como pude superar cualquier adversidad y ahora me encuentro estable y bien. Hay situaciones en la vida que no entendemos, pero yo quiero explicarles y hacernos entender que si queremos podemos, escúchenme mi nombre es Sophie, yo puede haberme llamado Daniela, Kelly o Marci o tal vez como alguna de ustedes que está viendo este vídeo, y ustedes me ven y dirán, vaya es una chica completamente feliz, pero no, hay cosas que queman por dentro, lamentablemente cometí un error fatal y perdí a mi hija, no sé dónde se encuentra, pero las autoridades afirman que esta m
SophieEliel aún no regresaba de su viaje y ella se sentía un poco sola, pero debía acostumbrarse a su nuevo departamento, entretanto estaba intentando hacer las paces consigo misma.Sophie estaba en esa búsqueda de querer hacer algo completamente distinto, sin notarlo sus ojos se desviaron hacia su teléfono, tenía tanto tiempo sin ver sus redes aunque quería activarse, quería hacer cosas para dar mensaje o algo así, quería contar su historia y proyectarla a las nuevas generaciones y que sobre todo vieran una enseñanza. Eso le había dicho ella a la madre de Eliel cuando se mudó, quería vivir de una manera que sirviera de inspiración a las personas, tampoco quería hacer sentir mal a su suegra al pensar que quizás alquilo un departamento porque se sentía incomoda, se tomó el tiempo de explicarle que estaba muy agradecida por el buen trato, y también por las atenciones que le habían dado, pero que ella estaba buscando su propio camino, antes de iniciar una vida formal junto a Eliel.Let
AxelVisitar a su padre a la cárcel le resulto tan reconfortante que su alma sintió un suspiro, antes las situación los errores lo hicieron crecer y para formar parte de la vida misma era un desafío que muy pocos lograban reconocer y aceptar lo que había hecho.Tras el encuentro con Sophie, Axel no comprendía una cosa, no lograba descifrar por qué ahora se sentía tan culpable si la mayor parte de las consecuencias eran de ella, por tomar decisiones sin previo aviso, y pensar que la vida de lo demás les pertenecía, sin embargo sintió un sentimiento inexplicable por ella y tenía una necesidad de poder entenderla, pronto hablaría con Sophie, pero en esa ocasión no sería la oportunidad, dejaría que el pasar de los días le aclararan las dudas que habían dentro de su corazón y luego se enfrentaría ella.Thailys lo había llamado temprano para ver cómo había llegado, le contó todas las cosas y con lujo de detalles lo que había pasado con su padre y se sintió muy feliz, ella por el contrario
AxelVer a Sophie le cambio la perspectiva, se alejó porque se sentía un poco mal por verla así entre desganada y afligida. A ella también le afectaba todo el proceso, también le dolía a travesar por tan espinosa circunstancia, como podía culparla, pero su decisión era soltarla porque que ya no estaba bien estar cerca de ella, ni mucho menos era sano para ninguno de los dos así que tenían que llevar vidas separadas.Al día siguiente termino de arreglar las cosas de la casa, paso de visita a la casa de los padrs de Camila y les dio dinero y algunas bolsas de comida, la señora le agradeció, pero el padre seguía sin hablarle, le miraba con desaprobación a lo que entendí el punto.Luego de eso tomo sus cosas, habían detalles muy bonitos de la ciudad que le vio nacer, pero emprendió su viaje hacia la cárcel dónde estaba su padre que era la idea original, cuando llegó a la cárcel sintió un pequeño escalofrío, se le hizo un poco familiar debido a que significaba miedo o alerta, ante no poder
Último capítulo