Nathan
—¡Nathan! ¡Despierta! —Oí a lo lejos, pero no entendía a qué se debía ese sonido. Era una voz masculina, pero no encontraba al dueño. Mi visión estaba completamente oscurecida y sentía mucho calor en mi cuerpo.
—¡Nathan! —Oí otra voz, una más gruesa y fuerte.
Sentí que movían mi cuerpo, pero mi visión seguía negra. ¿Qué pasaba conmigo? ¿Por qué no podía despertar? Me desesperaba no saber quién me llamaba, y el calor tampoco me ayudaba. Pero, finalmente, fui capaz de abrir los ojos
—Nathan —dijo Derek, mirándome con preocupación y confusión—. Hey, al fin despiertas —suspiró.
—Nos diste un susto —confesó Marco, también suspirando aliviado.
¿Susto?
&mda