Marina sintió que su corazón latía horrible.
—¡Dios mío! ¿Qué sucedió? ¡fue un accidente, Demetrius! Lo juro.
—Claro que sí, lo vi, calma.
Demetrius bajó tan rápido, miró a la mujer, tocó su cuello, sintió los latidos.
—¡Llama a una ambulancia! —dijo al ver a la empleada.
La mujer obedeció con rapidez.
Marina lloraba, estaba tan asustada.
—Tranquila, Marina, por favor, cálmate, todo estará bien —Demetrius la abrazó, solo le importaba su mujer, nada de lo que le pasará a Sylvia era importante para él
Unos minutos después, la ambulancia llegó, llevaron a Sylvia al hospital.
—¿A cuál hospital van?
—Iremos al hospital del Sur.
—Iremos en seguida.
Ambos salieron de ahí, tomaron el auto, él condujo tan rápido como pudo.
—¡Si perdió al bebé por mi culpa! Si era tu hijo, ¡Oh, Demetrius! Perdí la cabeza, ¡Perdóname! —exclamó sintiéndose tan culpable.
—Basta, Marina, no te hagas películas en la mente, esperemos a llegar al hospital, quizas no fue nada grave.
Ella asintió.
En el hospital.
Al lleg