Demetrius nunca sintió tantas ganas de besar unos labios, como esos labios rojos.
Tocaron a la puerta, y Alex Davis entró, ellos se alejaron solo un segundo, antes de su entrada, aún así, ese hombre pudo ver algo más entre los dos, y sintió miedo de perder a Marina con él, ya que, desde hace tiempo, estaba haciéndose ciertas ilusiones con ella.
—¿Interrumpo?
—No, ¿Por qué lo harías, Davis? Si viniste a lo del reporte ya te puedes largar, tu eficiente coordinadora me dio una buena explicación, aunque seguiré revisando, y si hay un error, tendrán que pagar por él —aseveró
Marina lo miró con rabia, luego ambos salieron de la oficina.
Demetrius salió de ahí, caminó por la oficina, necesitaba respirar.
Mientras el hombre pasaba por cada pasillo, provocaba el temor de todos, que guardaban silencio de inmediato al verlo, conocían el temperamento de Demetrius Vicent y era mejor no hacerse notar.
El hombre caminó hasta los baños, fue entonces que vio a la recepcionista ahí, estaba conver