Salgo al oscuro patio trasero con los brazos cruzados alrededor de mi cuerpo. Abrí la puerta lo suficiente para poder pasar. Abrí la puerta del auto y me senté a su lado. Vi sangre corriendo por tu nariz.
"Noah…" Pasé mi mano por su rostro. - ¿Te lastimó?
- No se rompió. Estoy bien. Quiero entrar.
- No... No entrarás así...
- ¿No me dejas entrar, Meg? Preguntó mirándome a los ojos. - Necesito que me cuides...
- Noah, tienes una esposa que te cuide...
- Creo que ya no tengo... Y a la mierda, Antonella.
Le di un beso en la mejilla y cerré la puerta del coche.
- Llévame lejos... - Pregunté.
Él sonrió de la manera que terminó conmigo y retrocedió, volviendo a la carretera.
- ¿Donde estás hospedado?
- En el Hotel Sanz.
- Sí... ¿Adónd