- ¿Qué haces aquí? Pregunté confundido y asustado.
- Estaba extrañando a mis hermanas favoritas... Adelante.
- Creo que mejor no. Dije dando un paso atrás.
- ¿Tienes un cuchillo ahí? preguntó Martina nerviosa.
- No... ¿Por qué tendría un cuchillo? ¿Cómo me juzgas mal? - ella rió. - Tengo un arma... En mi mano, detrás de la puerta.
Sentí que mi corazón latía más rápido e inmediatamente miré a Mel. Otra vez mi hija estaba en peligro por culpa de esa loca. ¿Cuánto tiempo pasaría eso?
Abrió la puerta y entramos. Realmente tenía un arma en la mano. No sabía si era real y mucho menos si tenía balas. Nunca he visto un revólver de frente en mi vida.
- Siéntate y ponte cómodo. – dijo yendo al bar y tomando una copa.