Calista
Salí de la habitación con una estúpida sonrisa en mis labios, adelantándome a la terraza en lo que él se daba una ducha. Maldiciéndolo por hacerme caer en la tentación, sabía el efecto que causaba en mi y quizá con lo que acababa de pasar se terminaba de convencer que no había razón para sentir celos por Ulises.
«¿Por qué iba a sentir algo por alguien que decidió irse y nunca volver por mi?» Además, yo misma decidí sacarlo de mi corazón antes de que él se marchara, decidiendo sufrir un poco tiempo a sufrir por años con los celos, inseguridades y la distancia.
Subí los escalones que me llevaban a la terraza donde habían subido a la abuela, quien estaba en compañía de mis tías, sus nietas y sus yernos. Madre aún no llegaba, Cristel aparecía por las escaleras que llevaban al jardín en compañía de Ulises. Su visita no se debía directamente a mi, sino a toda la familia, todos aquí lo quisieron y lo trataban como parte de la familia.
Tomé asiento en un sillón para dos, guardando