Capítulo 68. No le digas nada.
Danna estaba cansada, después de pasar toda la noche anterior tratando de sacarse de la cabeza a
Elías, cosa que no consiguió, por cierto, no había podido dormir lo mínimo como para decir que
había descansado.
Al ir caminando en busca de oro líquido, llamado comúnmente café, miró de reojo una figura que
le pareció conocida.
Se detuvo en seco y enfocó de nuevo, era Emilia ¿Qué estaba haciendo aquí? ¿Dante se habría
lastimado?
Decidió acercarse a ver si todo estaba bien. Algo no cuadraba, al acercarse y verla toda hinchada
seguramente de lo que había estado llorando.
— ¿Emilia que pasó? ¿Dante está bien?
— Amiga — Emilia había estado tan ensimismada entre culpas y reclamos para con ella
misma como para darse cuenta que estaban en el mismo hospital donde había sido
tratado Dante, el hospital Arango— no te preocupes él está bien.
— ¿Entonces? — Danna estaba confundida, ¿por qué se veía tan mal?
— Es mi mamá.
— ¿Liliana? ¿Qué tiene?— Danna se sentó a un lado de su amiga para abrazarla.