Dos días después
Cuando creo que por fin voy a tener unas vacaciones reales donde solo se descansa, Gabriela toca la puerta una y otra vez, impidiendo que podamos dormir. Alessandro gruñe, demostrando que no soy la única que desea descansar un poco más. Pero, es evidente que eso no detiene a Gabriela.— ¡Despierten, muchachos!— ¿Qué sucede, mamá? — pregunta Alessandro mientras Asher se levanta de su cama-cuna, evidentemente molesto por ser despertado.— Es tarde. Necesitamos salir. — dice Gabriela y yo miro hacia el reloj en la pared.— Son las siete de la mañana — me quejo.— Sí, del dos de enero, cuando la boda de ustedes, es en menos de una semana — nos recuerda y ambos nos quejamos ante la primicia.‘¿Ya pasó una semana?’ me pregunto mentalmente confundida. — ¿Podemo