Alessandro besa a Kim, antes que la conversación se vuelva más larga. Si algo estaba seguro Alessandro, era que sabía cómo relajar a su esposa. Por lo que, iba a usar sus tácticas deseando cerrar el capítulo amargo de los celos que la posesividad de ambos, había causado.
— No voy a caer, Delacroix. Aunque no lo creas, no todo el tiempo estoy interesada en tus juegos — dice Kim cruzándose de brazos.
— Entiendo lo que dices. Soy yo quien siempre te busca. Yo no te provoco ni un mal pensamiento, por eso, no tomas la iniciativa — dice Alessandro con fingido dolor.
— Hollywood está perdiendo un gran actor. Ahora, apártate, si me trajiste aquí es para que me den un masaje y no para escuchar tu drama. — dice Kim acostándose.
Alessandro, sonríe y comienza a masajear un poco una de sus piernas.
— Delacroix, ya te dije.
— Estoy preparando tu cuerpo para el masaje.
— Sé cómo terminan tus masajes y no lo deseo. Así que, aléjate.
— Tendré que alejarte de mi madre — dice Alessandro molesto, mien