La rabia invade a Yocelyn, quien se niega a darse por vencida. Pero, a nadie le importa cuando comienza a levantarse. Ya que, la familia Delacroix, se abrazan entre sí mientras sus hombres, toman a la mujer para que no se atreva a atacarlos.
— Esto no ha terminado, Alessandro Delacroix. Aún después de muerta, tu final será el mismo: ver morir a todos los que amas.
— Háganlo — ordena Alessandro y de inmediato, inyectan el chip en su pecho.
— ¿Qué me hiciste? — pregunta Yocelyn molesta.
— Nunca has tenido corazón, quizás, eso te ayude a bombear la sangre en tu cuerpo o te mate si decides escapar. No lo sé, no tengo claro para qué sirve — se burla Alessandro
— ¡Tú… maldito hombre incompleto que no puede dar un hijo de forma natural! ¡Desgraciado que no sabe follar!
— Yocelyn, en el pasado tus palabras me hubiesen dolido y me habrían hecho romper cosas. Pero, ahora, sé que aunque no pueda tener hijos teniendo relaciones sexuales con mi esposa, ella no me ve menos hombre. Porque poder o n