El temor recorrió a Alessandro quien quiso moverse para proteger a su esposa, pero, la energía, había abandonado su cuerpo. Por eso, no pudo evitar que su esposa, cubriera el cuerpo de él y de inmediato, caer ella sobre sus rodillas. El ácido, quemó su espalda y de inmediato, ella gimió de dolor.
Ese dolor y su espalda saliendo humo, alertó a Kim, quien giró su cuerpo y con la mirada vuelta una fiera, dio dos pasos largos que la llevaron a estar cerca de Yocelyn, ella, ansiosa por no ver que la derrumbó, dispara el arma que ya no tenía balas.
Por lo que, retrocede nerviosa y es cuando Kim, la toma de la cabeza y estrella la misma contra la pared.
— Con mi familia, no te metas, perra — dice Kim mientras ve como su cabeza choca con la pared.
El ascensor se abre y varios hombres corren a auxiliarlos. Sin embargo, Kim continúa golpeándola en el rostro que ya está desfigurado.
— Señora Delacroix, deje que nos encarguemos — pide uno de los hombres.
— ¿Para qué? ¿Para que terminen de matar