—¡Mierda!— se quejó Michael mientras caminaba de regreso a la puerta principal. Esperaba que Martha terminara rápido con lo que sea que quisiera y se marchara.
Abrió la puerta y vio a Martha con el ceño fruncido.
—¿No eres el guardaespaldas de Paola?— preguntó, sin reconocerlo debido a la máscara en