Paola se acercó a la puerta y, al abrirla, vio a Dereck.
—¡Hola! —saludó brevemente.
—¡Hola! —respondió Dereck, y el silencio los envolvió. Ninguno de los dos dijo una palabra durante diez segundos.
—Erm... ¿Querías entrar? —preguntó Paola.
—No.
—¡Vaya! —pensó Paola, preguntándose cuál era el propós