—Vámonos a casa —dijo Dereck.
—Encontraré mi camino sola —respondió ella sin mirarlo, con la voz firme, aunque temblorosa.
Le temía, pero también quería dejar claro su enojo.
De repente, él la sujetó de los brazos y repitió con autoridad:
—Vamos a casa.
—No. Encontraré el camino yo sola —insistió, l