40. ¿Me amas ahora?"
Alan miraba el rostro de Sandra, que contenía tantas heridas, pero su esposa siempre lo tapaba con una sonrisa.
"Ahora date una ducha y luego desayunaremos afuera", Alan evitó la pregunta de su esposa.
Sandra asintió, la mujer no preguntó mucho porque al final ella sería la perjudicada.
Después de treinta minutos, ambos estaban listos. Sandra lució un vestido que hacía aún más sexy su cuerpo con un estómago abultado. Salió del ascensor con la mano y continuó frotándose el estómago, un hábito que nunca ha abandonado, especialmente desde que tenía seis meses de embarazo. Pronto nacerá su hijo.
Alan le abrió la puerta del auto a Sandra. La mujer se limitó a sonreír levemente y dijo: "Gracias, tío".
Alan asintió con expresión fría, luego giró el auto e inmediatamente se sentó al volante.
El coche de lujo negro circulaba a velocidad media. La ciudad de Nueva York es tan hermosa en una mañana como ésta: el cielo azul claro, los edificios imponentes y la cálida luz del sol te saludan.
Sin em