Lorena obviamente no estaba interesada.
Esto entristecía mucho al abuelo.
Mariana tuvo que ayudar a su abuelo: —Abuela, es una hierba muy rara.
Al oír esto, Lorena entrecerró los ojos con curiosidad.
¿Hierba?
Si se trataba de una hierba, entonces Lorena sí estaba interesada.
Sancho no pudo evitar exclamar: —Pequeña, ¿ves? A tu abuela le interesa más la hierba que cualquier otra cosa, ¡incluso más que a mí!
Mariana soltó una risita y se comió unas patatas fritas.
Al saber que se trataba de una hierba, Lorena suavizó mucho sus movimientos al abrir el regalo.
Lo abrió con sumo cuidado y delicadeza.
En el momento en que la caja se abrió y el Ganoderma entró en su campo de visión, los ojos de Lorena se iluminaron de alegría.
Lorena miró a Mariana y luego a Sancho, emocionada pero sin poder articular palabra.
¿Esto es...?
¿¡El Ganoderma!?
¿¡Mariana y Sancho le habían conseguido el Ganoderma!?
—¿Es el Ganoderma? —Lorena casi no podía creerlo.
Mariana asintió con fuerza, sin duda alguna, era e