Desde el baño se escuchaba el sonido del agua.
Mariana echó un vistazo y luego cerró la puerta de golpe, deliberadamente.
El sonido se detuvo y una voz preguntó: —¿Es la señorita Chávez?
Mariana asintió y comenzó a inspeccionar la habitación, asegurándose de que no hubiera cámaras de vigilancia ni otras personas presentes.
Preguntó: —¿Dónde está el Ganoderma?
—El Ganoderma ya ha sido adjudicado —respondió en inglés, con prisa. —Mi asistente está enviándolo hacia aquí.
Mariana frunció el ceño al ver a Luis salir del baño.
Él extendió los brazos y sonrió: —Querida, ¡gracias por venir a nuestra cita!
Mariana sintió una oleada de náuseas, pero no lo demostró y esperó el Ganoderma.
Él sirvió dos copas de vino y luego preguntó: —¿Te gustaría tomar un baño?
Mariana sonrió y respondió: —¿Acaso crees que estoy sucia?
Luis sacudió la cabeza. ¿Cómo podría despreciar a una belleza?
Se acercó a Mariana, la abrazó por la cintura y la miró con interés. Dijo: —¿Qué posición prefieres?
Mariana entrecer