El sudor caía nerviosamente de la frente de Lucas.
Apretó los dientes, mirando a Mariana: —¡Bien! Mariana, esto es lo que tú elegiste.
—¡Hoy, si te atreves a tomarme este dedo, te haré pagar el precio! —Su tono y mirada estaban llenos de amenazas.
Mariana entrecerró los ojos: Él realmente no podía permitirse perder.
—Uf, ¿todavía amenazas? —Jacob murmuró con desdén.
Lucas apretó el cuchillo y la puso sobre el capó del coche.
Todos observaban la escena.
Mariana, con los brazos cruzados, descansaba despreocupadamente contra el coche, su mirada indiferente y completamente relajada.
Mientras todos miraban a Lucas, solo Walter mantenía su mirada fija en Mariana.
¿De verdad se atrevía a hacer esto?
Entonces, ¿toda la obediencia que mostraba ante él antes era falsa?
¿Solo actuaba?
Lucas levantó el brazo y el cuchillo brillaba bajo la luz de la luna.
Justo cuando iba a hacerlo, se escuchó una voz: —¿Quién se atreve a causar problemas en mi Club WK?
Lucas levantó la cabeza, con los ojos muy abi