Capítulo 190
Mariana, sin inmutarse, dio un paso al frente, esperando escuchar qué tenía Eduardo que decir sobre ella.

Al ver su rostro acercarse de repente, Eduardo se quedó sin palabras.

Estaba tan cerca que él tuvo que mirar fijamente esos ojos tan encantadores.

Eduardo cerró los labios y tragó saliva involuntariamente.

Mariana... sus ojos se parecían tanto a los de su madre cuando era joven.

Él frunció el ceño con fuerza, haciendo que su rostro duro se viera aún más atractivo.

De repente, recuperó la compostura y, con la voz baja, le advirtió: —En fin, no vuelvas a tener nada que ver con mi hermana. Si tienes algún problema con ella, enfréntame a mí.

Eduardo adoraba a Jimena profundamente porque creía que, si él era amable con la hija de alguien más, su hermana biológica, que estaba desaparecida, también sería tratada bien por sus padres adoptivos.

Rania, su hermana biológica...

Si lograran encontrar a Rania y traerla de vuelta, prometía amarla y cuidarla más que a Jimena. Se aseguraría de colm
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