Yolanda casi se atraganta de sorpresa. Miró a Mariana, ¿qué?
—¿Quién? ¿Jacob?
Mariana asintió con seriedad, debería ser él.
Personas como Jacob y Walter siempre tienen una presencia imponente; incluso en medio de una multitud, destacan y es fácil identificarlos. El hombre que vieron hace un momento se parecía mucho a Jacob.
—No he oído que Jacob viniera a Mesoluz —dijo Yolanda, sacando su teléfono y abriendo WhatsApp.
Ayer había hablado con Jacob.
[¿Has venido a Mesoluz? Jefe.] preguntó Yolanda.
El mensaje tardó en recibir respuesta.
—Que no le importa, nosotros a lo nuestro —dijo Yolanda, frunciendo el labio.
Justo cuando iba a agarrar su copa, la pantalla del teléfono se encendió.
Jacob: [¿Estás ahí?]
Yolanda frunció el ceño. ¿No sabe si estoy o no? ¿Por qué se comporta así? Él se preocupa más que nadie por su agenda, ¿y no sabe si su propio jefe es así?
Oh, y ni siquiera es el dueño de su propia compañía de entretenimiento, solo es el jefe de un socio.
A veces, Yolanda pensaba que J