Mariana apretó con fuerza las flores en sus manos y le preguntó: —¿Qué tiene que ver mi reconciliación con Walter con tu hermana?
Eduardo estaba impaciente; claramente, esa no era la respuesta que quería oír.
—No va a pasar —Mariana no tenía ganas de discutir y se lo dijo directamente.
Eduardo sonrió. —¿De verdad no?
En ese momento, alguien llamó desde atrás: —¡Eduardo, Eduardo! ¿Cómo está tu hermana?
Mariana se giró y vio a Fabio y Hadya.
Fabio apoyaba a Hadya, quien se veía visiblemente débil.
—Papá, mamá. Ella está en cirugía, pero no debería ser grave —Eduardo les informó.
Hadya, al ver a Mariana, no pudo ocultar su desagrado.
Realmente no tenía una buena impresión de Mariana.
Mariana, a su vez, miraba a Hadya con hostilidad.
Su relación se había vuelto insostenible desde aquel secuestro.
Fabio era la primera vez que veía a Mariana. En el momento en que la vio, sintió una extraña emoción.
Era una desconocida, pero había algo en ella que le resultaba familiar…
Era hermosa, tan hermo