Por la tarde, a las tres.
En la mansión de la familia Chávez, se percibía un delicioso aroma.
Sobre la mesa del comedor se disponían suculentos platillos. Sancho y Lorena observaban a Mariana, quien se afanaba en la cocina.
Sancho le preguntó a Tobías: —¿Qué le pasa a Mari?
¿Por qué de repente se había decidido a cocinar para la familia?
Tobías respondió: —Mariana lo explicará más adelante. Espero que ustedes estén preparados —Tobías ya se había imaginado los planes de Mariana.
Lorena, al escuchar a Tobías, se sintió incómoda. —¿Qué va a hacer? Renunció al trabajo que le conseguí y ahora anda deambulando, incluso se ha lastimado. —«¿Cuándo va a dejar de causar problemas?»
Pero antes de terminar, vio a Mariana salir con los últimos platos y Lorena tuvo que tragarse las palabras que estaba a punto de decir.
Lorena observó fijamente a Mariana.
Mariana aplaudió alegremente: —¡Bien, la última receta está lista! ¡Ahora podemos comer!
Mariana había preparado algunos platillos y una sopa.
Cono