Alejandra salía en la mañana junto con Mateo, en ese momento Tomás salió de su casa:
—¡Tomás! —saludó Mateo sonriente y cruzó la calle.
—¡Mateo! —dijo Tomás sonriente.
—Oye préstame la tarea de la primera hora, no la hice —dijo Mateo tomando el bolso de Tomás, lo empezó a abrir.
—Ya decía yo que eso era realmente raro que me saludaras de esa manera —soltó Tomás mientras le daba un pequeño golpe en la cabeza a Mateo, este soltó una sonrisa algo picarona.
En ese momento Gabriel salió junto con su hermana de la casa:
—¡Gabriel! —saludó Tomás yendo hasta él.
Alejandra observó desde lejos toda la situación:
—No pues, ¿ahora cómo les digo? —se cruzó de brazos.
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