Perspectiva de Sebastián
Pensar que él pueda conocer a mi esposa mejor que yo es la peor sensación del mundo. Es como si la esquina más íntima de mi corazón estuviera manchada por otro hombre, como nieve virgen con una huella rara y fea.
"Tú..."
"Está aquí." Adrián me interrumpe, deteniendo el auto antes de bajarse. Tengo que seguirlo.
Llegamos al edificio del apartamento de Aurora, quien estaba frente a él hablando con un hombre alto. El tipo tiene un cabello rubio suave y un cuerpo musculoso evidente bajo su camiseta de policía. Pero cuando se gira hacia nosotros, su barbilla redonda enciende una chispa en mi memoria:
¡Los Tres Mosqueteros! No es el libro, sino nuestro grupo juvenil.
Solía practicar esgrima con Adrián. Conocimos a otro chico en la clase, primero fuimos amigos, luego nos convertimos en "los tres mosqueteros". Fue hace décadas.
Abandoné este deporte a los diez años para dedicarme al fútbol con Gabriel, pues así podía visitar con más frecuencia a Ava.
Mantuve la