Cap 111. El profe del campo
La vida continúa de prisa. Poco a poco las cosas se acomodan y se acerca el final de la vida universitaria. Pero durante este tiempo pasan muchas cosas.
Edward afronta sus decisiones y sus castigos. No regresa más a Briemont, porque es lo que decidió su padre y aprende a vivir sin los privilegios de un príncipe.
La reina Syllia, aún con el corazón dividido entre su esposo y su hijo, no lo abandona. A escondidas del orgullo de Henric, mueve influencias y consigue para Edward una pequeña villa cercana a la universidad donde él pueda quedarse en vacaciones o algún receso escolar.
Edward está encantado con el lugar. Pide consejo a los vecinos de como aprovechar el espacio y cultivar comida allí. No quiere vivir de la caridad de su madre por siempre, debe tomar las riendas de su vida de una vez por todas.
Amaris sigue siendo su luz.
La relación entre ellos se mantiene firme. En la universidad comparten miradas furtivas, sonrisas tiernas, algún que otro roce accidental que enciende fuego