Cap 108. Los silencios también tienen voz
La situación en el río se maneja con absoluta discreción. Nadie en el castillo de Elyndor hace comentarios sobre el inesperado encuentro entre Amaris y Edward. No se habla del beso, ni del estado en que fueron encontrados por Leonel, ni de la furia que este descargó al ver a su hermana en brazos del príncipe que había rechazado con anterioridad. Esto le da luces a Amaris de que su hermano no les notificó lo ocurrido a sus padres.
Pero los silencios también tienen voz.
La reina Syllia, con la sutileza que solo una madre experimentada posee, lanza miradas interrogantes a su hijo cada vez que lo encuentra sumido en pensamientos. Edward evita el tema, y su madre respeta esa decisión, aunque en su interior arde de curiosidad. Sabe que su hijo no es un muchacho impulsivo. Si ha cruzado ciertos límites con Amaris, es porque los sentimientos son profundos y recíprocos. Pero también comprende que, si no está preparado para hablar, presionarlo solo lo alejaría.
Al tercer día de su estancia en E