Dafne:
Una semana después:
Llevo una semana trabajando en la hacienda de los Maxwell, ha sido una semana de trabajo sin descanso, la verdad todo ha estado bien, pero he estado manteniéndome ocupada para no cometer una locura con respecto a mi situación con Dan y mi hermana. He querido con todas mis fuerzas llamarlo, decirle tantas cosas pero recuerdo que me la jugaron de una mala manera y se me pasa.
Soy una tonta, pero es mi culpa por haber confiado en la persona equivocada.
Ahora me siento mejor o eso es lo que pretendo aparentar, la verdad es que sigue doliendome el hecho de que ambos me hayan traicionado de esa manera, sobretodo Dan, quien creí que era un hombre perfecto, el mejor, pero bueno, es lo que me gano por ser una persona confiada.
—Señorita Dafne.
—Señor Maxwell, buenos días.
—Buen día —se quita el sombrero en señal de saludo, luego se lo vuelve a poner—, desayunamos y le daremos todo el informe sobre los animales para las vacunas.
—Claro.
El se hace a un lado para que yo caminara hacia el comedor. Lo que he notado de ambos hermanos es que son bastantes caballerosos o es lo que aparentan, porque vamos, Dan fue una m****a conmigo, no puedo simplemente meter a todos los hombres en un mismo saco.
Pero tampoco puedo bajar la guardia, por que ¿quien en su sano juicio se mete a la hacienda en donde hay dos hombres? Si, solo yo. Y hasta hace poco vi el peligro en ello, pero no voy a negarlo, ambos me han tratado con mucho respeto y no se han tomado la libertad de preguntarme nada sobre mi vida o algo por el estilo.
Es mucho mejor, no tienen porque saber tanto, no cuando dentro de poco me iré de aquí.
Mañana tendré el día libre así que me tomaré la libertad de conocer un poco el pueblo y sus alrededores. No he tenido tiempo de hacerlo debido al mismo trabajo que hay en la hacienda.
—Señorita —Fredd me sonrió un poco, él estaba terminando de poner los platos, siempre hace eso—, buenos días.
—Buen día señor Maxwell.
—Sientese por favor, ya está el desayuno —me anuncia.
Me siento en el lugar correspondiente, cada mañana desayunamos los tres, algunas veces en silencio y otras no tanto, ya que ambos suelen hablar de más.
También es extraño cuando me tratan de usted, sé que lo hacen por respeto, pero, se siente extraño.
—Hay de todo, puede comer lo que quiera —dice Darius.
—Gracias.
—Por cierto señorita, hoy estaré trabajando con usted —dice Darius—, no tengo trabajo para hoy así que me ofrezco para ayudarle, si está de acuerdo.
—Oh, no, no hay problema con que me ayude señor Maxwell.
—Perfecto, desayunemos para que me diga en que puedo ser bueno para usted —me sonríe.
Yo no le respondo, simplemente le asiento ante aquellas palabras.
Desde que estoy aquí ninguno me ha ayudado y no es que me moleste, porque ambos son dueños de esta hacienda y mantenerla requiere mucho trabajo, los trabajadores también me tienden la mano, pero siento que nadie hará el trabajo tal y como a mi me gusta, no es que sea egocéntrica ni mucho menos, si no que soy bastante perfeccionista y me gusta tratar a los animales de manera correcta.
Mi trabajo es mantener todo en su lugar con respecto a los animales, sobre todo con las cochinas que están a punto de dar a luz, por lo general ellas se estresan al momento del parto y hay que ayudarlas lo más que se pueda para que el parto salga bien.
El desayuno termina, agradezco por la comida y subo un momento para ponerme la ropa adecuada para trabajar. Cuando bajó, el señor Darius estaba en la entrada de la casa esperándome.
El se encontraba de espaldas, vaya que su altura me dejaba impresionada, al igual que su contextura, no es que haya visto tantos hombres en mi vida, pero jamas habia visto a uno como el, asi de enorme, fuerte y con un aura semi pesada.
Hasta ahora noto que tiene tatuajes en el brazo izquierdo en donde posa su reloj.
—Estoy lista señor Maxwell.
—Después de usted —se hace a un lado para que yo saliera de la casa, ambos caminamos hacia el área en donde estaban los cerdos. Todos los trabajadores estaban ya en sus lugares, otros iban de un lado a otro con cosas en sus manos.
El ambiente laboral de aquí es precioso a decir verdad, todos se tratan con respeto y a los hermanos Maxwell con mucho más respeto ya que ellos son los patrones por así decirlo.
—Bien señorita, soy todo suyo.. ¿Por dónde comenzamos?
—Bueno, verifiquemos a las cochinas que estaban por dar a luz, probablemente den a luz hoy o mañana, hay que acondicionar los sitios adecuados.
—Perfecto, la ayudaré con lo que necesite..
Le dije lo que haríamos, me sorprendí un poco al ver que movió algunos sacos de alimentos como si fuesen plumas, el estaba ordenando todo para que pudiéramos trabajar, yo no lograba salir de mi asombro al verlo hacer tantas cosas sin mucho esfuerzo, supongo que es su método de trabajo, eso es algo que yo no haría en un millón de años.
—Hola chicas —saluda a las cerdas y entra al corral—, la señorita y yo las vamos a revisar, espero que se mantengan tranquilas.
Aquello me pareció tierno, yo hago eso cuando voy a ver cualquier animalito, siempre les hablo porque sé que muchos entienden, tienen alma y sienten.
Por suerte aquí, solo implementan la cría de animales para reproducción, creo que como amante de los animales estaría en desacuerdo con respecto a la matanza cruel de los animales.
No soy muy partidaria de ello, aunque consumo carne, siempre he tratado a los animales con mucho respeto. Mi deber es cuidarlos y respetarlos.
Y sin más, comencé mi trabajo con el señor Maxwell y las cerdas.
(...)
Más tarde:
Pasar todo el día con el señor Maxwell fue un poco complicado ya que estoy acostumbrada a trabajar en silencio, pero él me lo hacía difícil ya que habla bastante, supongo que es para hacerme sentir cómoda.
No voy a negarlo, me gusta escuchar sobre cómo fundaron la hacienda.
Me sorprende que esta era una herencia de sus padres, cuando la heredaron no había nada más que la casa y un viejo establo con un par de caballos. Ellos levantaron esta hacienda con trabajo muy duro, todo por su propia cuenta, lo que me parece algo admirable, porque ellos no son ricos de cuna ni mucho menos, todo lo que tienen es solo por su trabajo.
Ese es un trabajo realmente admirable.
Lo que a mi me hace sentir como una tonta, porque lo que he tenido es por mi padre, lo unco bueno que tuve fue la carrera que estudie, Dios, me siento como una idiota comparandome con ellos.
Obviamente ellos son mejores, porque han sido independientes desde hace mucho tiempo, yo simplemente soy la hija de un político, nada más.
—Gracias por ayudarme señor Maxwell —le dije—, fue de mucha ayuda el día de hoy.
—No hay de qué señorita, será un placer para mí ayudarla cuando lo necesite.
Ambos íbamos de regreso a la casa después de trabajar durante unas cuantas horas, seis de las cochinas dieron a luz hoy mismo, por suerte él estaba conmigo junto a algunos trabajadores para ayudarlas y ponerlas en un sitio alejado para que no estén estresadas.
—Por cierto señorita —nos miramos—, la proxima semana sera la feria del pueblo, como usted dijo que quería conocer el mismo antes de irse, la feria seria una gran oportunidad de conocer el pueblo ¿que dice?
—Suena tentador, ¿que se hace en la feria?
—Bueno, es una feria ganadera, aquí en el pueblo se hacen dos al año, la primera es la ganadera como le comente —le asiento—, la segunda es para celebrar un año más del pueblo.. La primera es para mostrar todos los animales de las haciendas que hay en Kansas, en ella mostramos nuestros animales y eso nos ayuda a conseguir clientes.
—Vaya, eso es impresionante.
—Lo es, no es por nada, pero llevamos dos años seguidos ganando el listón azul —dice con orgullo—, esperemos que este año sea el tercero, ya sabe, tenemos una buena veterinaria con nosotros.
—Gracias por eso —le digo—, haré mi mejor trabajo.
—De eso no hay duda, desde que llegó ha hecho un trabajo excelente —sonríe un poco—, todos los animales han tenido un trato maravilloso, todo eso es gracias a usted.
—Aprecio eso, la verdad es que me gusta lo que hago.
Ambos nos habíamos quedado en silencio, yo solo vi sus ojos, eran claros, jamás había visto unos ojos tan hermosos como estos. Deje de mirarlo porque sentí que no era lo correcto.
—La otra feria —solté un carraspeo—, ¿de qué trata?
—Para celebrar otro año del pueblo, se hace comida, juegos, rodeo, música en vivo y demás.. Mi hermano y yo participamos en ello.
—¿Ah sí?
—Así es —asiente—, yo hago rodeo junto con otros conocidos y mi hermano canta.
—¿Su hermano canta?
—Así es —ríe un poco—, él es amante de la música country, Fredd toca muy bien la guitarra y tiene una voz bastante buena, cada año lo hace.
—Vaya, eso me impresiona, no imagine que su hermano canta.. A mi me gusta mucho la música.
—Oh, entonces va a disfrutar mucho de la feria —sonríe.
Ambos habíamos llegado a la casa, afuera estaba estacionada una camioneta, la cual no había visto. Luego entramos a la misma, en la sala estaba Fredd, pero con él, estaba un hombre y una mujer.
—Zion —dice Darius emocionado—, amigo, no te esperaba por aquí.
—Tenía que venir a verlos —Darius y él se saludan con un abrazo—, ¿ella es la señorita Ricci?
—Si —responde Darius, luego se acerca a mi—, señorita Dafne, él es Zion, nuestro veterinario.
—Oh, un gusto —extendí mi mano y él la estrechó.
—El gusto es todo mío señorita, desde que llegué he escuchado muchos elogios por parte de Fredd —señala al mencionado—, además del desempeño que ha estado haciendo durante mi ausencia.
Note un leve sarcasmo en su tono de voz, puedo decir que lo entiendo, literalmente lo reemplace, pero estoy plenamente consciente de que mi tiempo aquí será bastante corto.
—Ella es Karine, también trabaja aquí —dice Fredd—, es novia de Zion.
—Un gusto conocerla señorita —ella estrecha mi mano, al menos luce un poco más amable.
—El gusto es mío Karine, por favor llamame Dafne.
—Los chicos vinieron a cenar —anuncia Fredd—, espero que no les moleste.
—¿Por qué me habría de molestar? —me mira— Es su casa —rei un poco.
—Ya me agrada —escucho a Karine.
—Entonces iré por la cena —Fredd se pone de pie.
—¿Le molesta si lo acompaño? —pregunto— Quisiera darle una mano.
—No sé..
—Insisto.
—Bueno, vamos a la cocina —se hace a un lado para que yo pase hacia la cocina, eso de que me den el pase para que yo haga, me gusta, porque se nota que son unos caballeros.
Me gusta que me hagan sentir tranquila y que aprecien mi labor aquí en la hacienda, yo me esfuerzo mucho para que reconozcan mi trabajo, mi experiencia y todo lo que he estudiado para llegar hasta aquí.
Puede que haya personas que aún siguen sin confiar en mí, en que no sea capaz de hacer las cosas por mi cuenta. En algún momento le voy a demostrar a todos que se equivocaron, que yo soy más que la sombra de mi padre, que soy mucho más que eso.
Soy alguien que vale, que siente, que toma sus decisiones por su cuenta. Mi vida no solo se basa en ser hija de él, si no de ser una mujer valiente que ha soportado muchas cosas en silencio para complacer a un hombre que jamás la ha querido solo un poco.
Soy mucho más que eso.
Soy mucho más que obediencia, complacencia y sumisión.