Sé lo que va a hacer, durante toda mi vida lo supe, porque en ningún momento se detuvo. Es por ello que tiemblo y miro a mi alrededor en busca de una salida porque sé por experiencia propia que nadie va a venir a salvarme.

‘Quizás Josh o Angélica…’ me digo en mi mente y rápidamente borro esa idea. Porque aunque sé que son capaces de venir a salvarme, no tienen ellos ni la más remota idea de lo que sucede ni mucho menos donde me encuentro.

— Seguramente me has extrañado. — dice mi padre comenzando a desvestirse.

— No te atrevas a tocarme.

— Has mejorado. Tu piel se ve mucho más bonita e incluso, tu cabello se ve tan radiante que pareces una modelo. Pero, sigues siendo la misma loba defectuosa que puedo destruir cuantas veces quiera.

— ¿Estás seguro de eso? — preguntó mientras el teléfono de él no deja