Con frialdad, miro hacia mi alrededor mostrándome alerta mientras continuo esperando alguna novedad, mientras el mensaje de confirmación llega a mi bandeja de mensajes ayudándome a sentir mejor.
Mi teléfono suena y yo me siento mal por tener que dejar atrás a mi esposa. Pero, si la traigo conmigo voy a levantar las sospechas que a mí no me causarían daño si voy solo, sin embargo, si llevo a mi esposa terminaría en problemas.
‘No puedo exponerla más nunca.’ Me digo mentalmente.
Sin embargo, la calma aparente parece extraño, incluso, porque el ascensor demora mucho más de lo normal y eso me hace sospechar de los hombres que vienen conmigo.
Por fortuna, mi teléfono suena con una fotografía del número al que solo puedo acceder desde mi teléfono aunque tenga la misma cuenta en varios dispositivos. Por eso, abro la fotografía sin miedo a que sepan que es lo que realmente sucede.
“Angela está en buenas manos, la llevaré a un lugar por mi propia cuenta, no hay aliados además de mí, así q