Se nota lo herida que está Angelica y solo eso está causando el dolor que quería causar desde hace mucho tiempo en la mujer que no parece tener corazón o por lo menos, no para su hija mayor.

Todo queda en absoluto silencio, se nota que la revelación de esta noticia ha dejado a todos aturdidos al punto en que nadie se atreve a decir algo, ni siquiera la mujer a la que se le acusa y tanto merece la muerte.

— Hija…

— Dime la verdad, madre. Necesito que seas sincera. — pide Angelica.

— Te lo aseguro, yo no he hecho algo malo. Soy tu madre, te tenía en mi vientre, querida. ¿Cómo podrías desconfiar tanto para mí? — pregunta la mujer descarada y yo retrocedo, porque ya he hecho lo suficiente.

Si ellos quieren saber la verdad, entonces, tendrán que buscar que ha pasado durante todo este tiempo. Por tal motivo, no es necesario que yo siga presente y eso m