El punto de vista de Dalma
"¿Fui demasiado brusco?", le pregunté a Antonio mientras estábamos sentados en el bar tenuemente iluminado, rodeados por el suave murmullo de las conversaciones y el tintineo de las copas. Giré la bebida en mi vaso, observando cómo el líquido reflejaba la luz.
"¿Para mí? No", respondió Antonio, con una leve sonrisa en los labios. "Estuviste perfecto. Necesitaba la dosis justa de impacto, y se la diste como un profesional". Se acercó y me dio una suave palmadita en la cabeza, un gesto más reconfortante de lo que esperaba.
Dejé escapar un pequeño suspiro, reclinándome en el cómodo asiento. "Es solo que... no lo sé. Lo he estado pensando, y quizá me pasé. Quizás debería haberlo abordado de otra manera".
Antonio me observó un momento, con la mirada fija y pensativa. "Dalma, hiciste lo que tenías que hacer. Juan no es de los que responden a la amabilidad ni a las palabras dulces. Necesita que alguien la empuje, que la obligue a ver la realidad que ha estado evita