—Entonces, ¿con quién hablas ahora si no con desconocidos? —pregunté con los brazos cruzados.
El hombre soltó una risita y se adentró en la luz. —Qué lista. Pero esto no se trata de hablar con desconocidos. Se trata de saldar cuentas. —Hizo una pausa y su mirada se dirigió a Jonathan—. Deberías irte.
Jonathan frunció el ceño y dio un paso al frente. —No me voy a ninguna parte.
El hombre lo ignoró y se volvió hacia mí. —Supongo que debo presentarme. Me llamo Dameen. Y tengo cuentas pendientes con Enzo Salvatore.
Abrí mucho los ojos. —¿Lino? ¿Qué tiene que ver él con esto?
—Todo —respondió Dameen con tono sombrío—. Me arruinó la vida. Me lo quitó todo. Y ahora, quiero destruirlo.
—¿Crees que me importa tu venganza? —le espeté—. No me interesa tu venganza.
La sonrisa de Dameen era gélida. —Oh, pero lo harás. Carmela estaba involucrada con Lino. Se dejó atrapar por sus intrigas y eso la llevó a su perdición. Ayúdame y tal vez encuentres las respuestas que buscas.
Negué con la cabeza, sint