Tras el enfrentamiento en la fortaleza, Ciel, Ian y Jordan decidieron seguir las rutas señaladas en el antiguo mapa del linaje Vorlak. Cada paso los acercaba a secretos olvidados y lugares marcados por la historia de los portadores del eclipse.

—Si el mapa es correcto —dijo Ian mientras atravesaban un estrecho valle—, deberíamos encontrarlo pronto. Este lugar es conocido por ser un refugio de portadores que sobrevivieron a Azrael y sus pruebas.

Jordan asintió, aunque su mirada estaba fija en la cima de la montaña que se alzaba ante ellos.

—Espero que no nos haya esperado demasiado. Si Azrael se entera de que estamos aquí, podría atacar de inmediato.

Ciel avanzaba delante, su marca brillando suavemente y guiándola hacia un sendero oculto entre las rocas y árboles antiguos. La energía del lugar era diferente: menos amenazante que el santuario, pero densa, casi palpable, como si alguien con siglos de experiencia vigilara cada paso.

De repente, una figura emergió de entre las sombras de u