Capítulo 102

El aire se volvió tan denso que cada respiración parecía un esfuerzo. Nadie se atrevía a hablar, excepto el extraño, que mantenía aquella sonrisa helada en el rostro.

—Pensé que sería más difícil —dijo, con un tono burlón, como si disfrutara del miedo que provocaba—. Pero mírate, Ciel… perdida en medio de un rebaño humano.

Ciel sintió un escalofrío recorrerle la columna. Su nombre en labios de aquel desconocido sonaba como una sentencia. Dio un paso atrás instintivamente, hasta chocar contra Ian, que no se movió ni un milímetro.

Ian habló sin apartar la mirada del enemigo:

—Jordan, sácala de aquí.

—¿Y dejarte el crédito? —respondió Jordan, sin una pizca de humor—. Ni lo sueñes.

El cazador inclinó la cabeza, observándolos como un científico que analiza a sus sujetos de prueba.

—Vaya, vaya… así que no estás sola. Eso explica por qué has logrado desaparecer tanto tiempo. —Sus ojos se deslizaron hacia Ian, luego hacia Jordan, con un brillo depredador—. Interesante elección de guardaespald
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