｡ ٬٬⌠ Claudia ⌡‧₊˚

Esa noche, cuando Connor me dejó en casa, mi mente no paraba de dar vueltas. Ni siquiera le había dicho que Marian se iría. Y si lo hacía, si dejaba que esas palabras salieran de mi boca, entonces estaría un paso más cerca de contarle la verdad. No solo sobre mi hermana, sino sobre mí.

Dejé a Venus en su cuna con cuidado, suplicando en silencio que no despertara. Luego me senté en el borde de la cama, con las manos entrelazadas, sintiendo el corazón martillarme en el pecho. Ya no podía seguir posponiéndolo. Mudarme con él era inevitable —en el fondo lo sabía desde Miami— y esa decisión ya no me asustaba. Lo que me aterraba era que, tarde o temprano, la verdad saldría a la luz, y yo querí