Parte 2. Capítulo 42. El acecho
La Ford Explored se detuvo detrás de su auto y en segundos se bajaron todos los tripulantes con las armas cargadas.
Él salió de los matorrales y dejó que la bestia tomara el control de su humanidad, pero antes de alcanzar el cambio, recibió el impacto de una bala en el muslo derecho y dos dardos que se le clavaron en el pecho y el cuello.
Cayó al suelo arrodillado. Los dardos contenían un veneno potente que le recorrió las venas con rapidez y lo debilitó.
Un sujeto delgado y de piel morena, vestido completamente de blanco y con un gorro ceñido en la cabeza, observó con sorpresa sus ojos amarillos de pupilas felinas y las manos de garras afiladas como cuchillas.
—Maldita sea, ¿cuántos son? —dijo mientras Gabriel gruñía y le mostraba unos dientes puntiagudos—. ¡Rodrigo! —Llamó a su primo, quien acudió presuroso con la mirada llena de temor—. Lleva a la mujer al auto, Jairo nos espera —ordenó.
El sujeto de inmediato hizo lo que le habían ordenado con ayuda de dos secuaces mientras Gabrie