Parte 2. Capítulo 41. Peligro
Minutos después, Javier conversaba por teléfono y manejaba a través de la serpenteante carretera en dirección a La Costa. Isabel no podía comprender cómo era capaz de mantener la concentración en ambas actividades y menos en una vía tan llena de curvas peligrosas.
Retorcía las manos sobre su regazo y miraba la vegetación temiendo que de un momento a otro Gabriel apareciera transformado en la bestia.
—Maldita sea —masculló él y apagó el teléfono para lanzarlo en la guantera del auto. Isabel miró su rostro endurecido y pudo notar que el color de sus ojos cambiaba.
—Javier… —dijo, pero el temor se le ató en la garganta y no le permitió completar la frase.
Él estaba pensativo, al girarse hacia ella y observar su rostro angustiado comprendió a qué se debía su aprensión. Respiró hondo y se apretó el puente de la nariz.
—Disculpa. Puedo controlarme.
—¿Qué sucede?
—Se complicaron las cosas, Gabriel no aparece y todos comienzan a desesperarse.
Al notar que Javier se relajaba y el color de sus