Amílcar parecía mucho más tratable que Daniel y su actitud apática.
Eva creía que Amílcar también lucía agradable. Aunque tenía la piel más blanca, tenía rasgos impresionantes y la cicatriz leve en el rostro simplemente potenciaba su masculinidad.
Las cicatrices de batalla siempre habían sido muy atractivas para mujeres como Eva.
«¡Es Amílcar entonces! No puedo aceptar pasar toda mi vida jugando al ajedrez. Además, soy una gallardo. Estoy seguro de que su familia aceptará mis antecedentes, incluso si todo lo que sé hacer es jugar al ajedrez».
Mientras Eva planeaba casarse con alguien de la familia Sandoval, Rita acumulaba molestia y odio.
Omar, sí yo la mirada de Eva y de Rita de forma inquisitiva. «¿Qué tan hermosa tiene que ser para que incluso ellas estén impacientes?».
Enseguida abrió bien grandes los ojos con sorpresa y entendimiento. Omar espió a Belén justo cuando se sentaba. Parecía haber nacido con un halo natural que demandaba atención y admiración. Omar sabía, sin nin