—¡Daniel! Tu brazo… — Santiago se precipitó hacia él de manera frenética.
—Estaré bien. Solo tengo que vendarme la herida. ¿Tenemos un botiquín de primeros auxilios en casa?—¡Sí, tenemos! — asintió Santiago—. ¡Está en mi estudio! ¡Ven conmigo!—De acuerdo.Belén estaba a punto de ir con él, pero este le hizo un gesto para indicar que permaneciera allí. Fue entonces cuando Belén se dio cuenta de que Daniel podía haberla apartado del proyectil, pero eligió que lo hiriera a él para poder alejar a Santiago de la escena.«¡Él sabe de mi plan! ¡Maldita sea, Daniel, idiota! ¿Por qué dejaste que te lastimaran por mi culpa? ¡Eres un tonto!».Al pensar en eso, Belén se mordió el labio y sentó que sus ojos se humedecían.Santiago llevó a Daniela a hacer estudio para colocarle un vendaje. Belén dudó por un momento, pero al final optó por no acompañarlo, pues no quería que la herida de Daniel fuera en vano.— Doctor Rodríg