—¡Maldición! — Bobby, maldijo—.
¡Lo sabía! Están haciendo trampa en el juego, si no nadie podría tirar una granada desde tan lejos.
Mientras tanto, Jaime permaneció inexpresivo.
Guardó el video y pulsó el botón de «informe».
—Vamos — dijo Jaime mientras se levantaba y se daba vuelta para irse.
—Todavía no estoy muerta. — les recordó Belén mientras subía a la montaña.
Bobby se emocionó al escuchar eso.
—¡Así es! Aún no estás muerta. Puedes seguir adelante y hacerte matar a propósito por otros equipos. También puedes tirar una granada delante de ti. Ese chico no podrá quitarle el puesto a Jaime, siempre y cuando no te maten.
—Buena idea.— Jaime estuvo de acuerdo con lo que Bobby sugirió.
El sistema de informe de ese juego no era muy útil. Aunque Jaime había enviado su informe, la devolución correspondiente sería publicada después de tres días. Además, no todos los informes funcionaban.
De todos modos, ya había perdido el interés en ese juego. Había demasiados hackers, Así q