Ana
—Tráeme algo de fruta pero que no sea nada de melón—le dije a la mujer que me atendía.
— ¿Melón? ¿Desde cuándo no te gusta el melón? —mi madre me preguntó curiosa.
—No lo sé, simplemente no tengo ganas de melón. Estoy hastiada de melón—y le daba una mordida a mi pan tostado sin mermelada.
— ¿No le has puesto mermelada? —preguntó arqueando una ceja.
—No tengo ganas de mermelada, lo quise así—dije irritada— ¿Qué es todo esto? ¿Ahora no puedo cambiar mi menú matutino? —mi madre sonrió.
— ¡Calma! Solo que se me hace curioso hija...—dijo m