El señor Kim no sabe qué responderle a Johanna después de esa invitación es que para conocer a la familia se necesita tiempo; sin embargo, ella ya conoció a su mamá.
Su relación de ellos es completamente distinta a cómo él está acostumbrado, así que no tiene de otra y la verdad se encuentra emocionado por conocerla… Él sabe que ese paso significa que su relación se vuelve cada vez más estable, pero primero le preguntará a su hija.
Levanta la vista del teléfono, volteando hacia su hija que sigue estudiando.
—Hee —la llamó la pequeña, levantando la vista mirando a su padre.
—Sí, papá —responde con una voz muy suave.
—¿Te gustaría ir a cenar con Johanna y su hija? —le preguntó y la pequeña se ponía de pie.
—¿Lo dices en serio?
El señor Kim asiente con la cabeza y la niña empieza a brincar y saltar de emoción.
—Claro que sí, papá, me cae muy bien Johanna y si tiene una hija, ella puede ser mi amiga —expresó Hee con mucha alegría.
—Pero ella no es una niña, ya tiene