Capítulo 65.

Desde que llegué a este lugar, no he parado ni un solo segundo. Supongo que, después de todo lo que he vivido, mantenerme ocupada es lo único que me ayuda a no pensar. Las mañanas ya no me pesan tanto como antes, aunque todavía me cuesta acostumbrarme al frío de estas tierras, poco a poco lo voy haciendo.

La manada de Derek es muy distinta a todo lo que conocía. Aquí todo el mundo entrena, todos son guerreros, guerreras, jóvenes y veteranos. Están siempre en movimiento, perfeccionando técnicas, vigilando los límites del territorio, preparando armas… Y claro, se hacen daño todo el tiempo. Golpes, torceduras, cortes, huesos rotos, heridas infectadas. A veces me cuesta creer que alguien sobreviva con ese ritmo de vida, pero ellos lo hacen y ahora yo formo parte de todo esto.

La primera noche no dormí demasiado. Hugo estaba inquieto, supongo que, aunque es muy pequeño, notó el cambio. Y al día siguiente, después de dejar a Hugo con una persona de total confianza de Derek,