Punto de Vista de Elara
Las lágrimas se acumularon en mis ojos, pero me mordí los labios, esforzándome por no dejarlas caer.
—Yo... tuve un pequeño problema con algunos miembros de la manada —admití en voz baja, esperando aplacarlo.
—¿Problema? ¿Y crees que eso es una excusa? ¿Crees que tus problemas insignificantes son más importantes que esta casa? —respondió el Alpha Ronan con un tono de voz fuerte.
¿Mis problemas insignificantes?
Padre, el podrido Luis Miguel me besó a la fuerza. La manada humilló a tu querida hija. El vendedor de tomates se aprovechó de ella. Ahora tiene que trabajar en la carnicería todas las mañanas antes de que todos se despierten para saldar las cuentas. Padre, tu hija se está muriendo lentamente.
¿No lo ves? El niño interior que había en mí gimió, mis ojos nublados se alzaron para encontrarse con los suyos. Pero mi padre nunca lo verá. ¿Tal vez algún día lo haría?
—No quise que me llevara tanto tiempo —susurré, apartando la mirada de sus ojos implacab