Logan.
Siendo casi las ocho de la noche llegamos. Kenzo y yo somos quienes nos vestimos con esmoquin, mientras a Fletcher se le da más andar a hurtadillas, por ello saca su traje táctico.
La seguridad en la fortaleza Volclain es tanta que hay autos con vigilancia por sensores, hombres se mueven a lo largo de la carretera por donde pasamos. Revisan bajo nuestra camioneta y la revisión personal obligatoria para evitar las armas nos hace salir del vehículo.
No opongo resistencia a nada, como ninguno lo hace al saber de donde salieron las órdenes.
Presento la invitación, verifican huellas y revisan el código para cerciorarse de que soy el Barón Harrison de Barbosa. Es en lo que se concentró Fletcher todos estos días, por lo que al confirmarse, me dejan pasar con mi acompañante, a quién también le cotejan las huellas.
—Barón Harrison de Barbosa— me anuncian y al pasar, evado miradas.
No necesito atención en mí ni limpiababas, pues hay un sujeto que se ofrece a ayudarme a dirigirme.