Capítulo 34.

Logan.

Llega la noche y me traen la comida en bandeja que no toco. Me siento como una bestia esperando una sola señal para arrancar la puerta y darle rienda suelta a sus instintos de caza. El pecho me vibra con cada respiración, mi vista se clava en la puerta, a la vez que permanezco sentado con la impaciencia que controlo, porque una mierd@ no va a hacerme perder la cabeza.

—Tenemos casi todo listo— me dice Ortega cuando vuelve a entrar. —Solo necesitamos la autorización firmada para que nadie nos impida llevarte a la sala de interrogatorios.

—No me digas. Pennington y Pellman tuvieron un evento que no pudieron cancelar— digo hastiado.

—Más bien no tuvieron manera de quitarse a los medios de encima— me corrige. —Los rumores crecieron tanto y aunque se logró silenciar quien era el capturado, siguen preguntando por los delitos que lo tienen tras las rejas.

—La CIAT jamás va a admitir nada, todo lo harán parecer que salió de este recinto o de otro— le hago ver. Enarca una cej
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