Evelyn.

Uso el palo curvo que golpea la pelota para evitar la anotación, mientras Shiana ejecuta algo similar de su lado. Su defensa es buena y por ello no la pierdo de vista, ni a ella ni a sus compañeras, logrando la anotación con ayuda de una de las madres que conforman mi equipo.

El evento comunitario es una manera de volver a la normalidad, o al menos fingir que existe algo parecido a eso en medio de tanto protocolo.

En el público los niños, periodistas, curiosos y unas cuantas cámaras oficiales aplauden, y yo levanto el palo a modo de saludo, respirando entre risas el aire húmedo de las afueras del palacio.

—Princesa, eso fue falta técnica —me dice Shiana con una sonrisa fingidamente severa, mientras me tiende la mano.

—Lo fue, pero nadie lo vio —le respondo bajito, guiñándole un ojo antes de dejar que las cámaras capten la imagen “amable”.

No venía a este evento para jugar, por lo que mi atuendo destacada entre los de ellos por ser el único que no está hecho para la actividad