Capítulo 11.

Evelyn.

—Tolero todo menos este tipo de situaciones—, escucho a Corbin en el teléfono—. No, no me digas que me calme, porque ese tipo viene con su actitud de ofendido a mi casa, cuando, quien ofendió a mi esposa, fue él.

Apenas levanto la ceja. Se esfuerza demasiado en agradar.

—No necesito que vuelva—, suspira—. Solo quiero que no vuelva a pisar mi casa. Por ningún motivo.

Firmo el documento autorizando la compra de material que hace falta en mi laboratorio.

—Si no lo puedes controlar, debiste pensarlo muy bien antes de traerlo de regreso—, sello el documento y vuelvo a guardarlos para tomar el siguiente. Me mira al dejar el teléfono sobre el escritorio y suelta el aire—. No te molestará más. Te doy mi palabra.

—No des tu palabra cuando no controlas las cosas al nivel que lo hago con las mías—, digo leyendo el currículo del nuevo médico que eligió recursos humanos como el apto para trabajar con nosotros. —¿Desayunaste? Estás muy malhumorado, y eso en tí, no es normal
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