Capitulo 16
“La explosión de Catalina”
El zumbido de las luces sombrias del gimnasio por la noche trazaba destellos opacos alrededor de Catalina. Antonio observaba desde la oficina de vigilancia, sus dedos recorriendo distraídamente el marco metálico de la ventana. Cada vez que ella pasaba el trapo sobre las cuerdas del ring, su mandíbula se tensaba como si los músculos quisieran convertirse en escudo. ¿Qué hacía Catalina Salgado ahí? Era una mujer brillante, no merecía desperdiciar sus capacidades de esa manera.
—¿Cuánto más piensas prolongar esta farsa?— Preguntó Rubén al entrar, arrojando un paquete de vendas sobre la mesa—. Hace tres meses que la proteges como perro guardián. Montenegro tiene derecho a saber que su presa favorita trabaja en “SU GIMNASIO.”
Antonio giró lentamente, alzando una de sus oscuras cejas. ¿Quién demonios se creía Raúl para cuestionar sus decisiones?— Este gimnasio no es propiedad de él todavía. El contrato de compra se firma mañana—. Su voz sonó áspera,